06 mayo, 2011

NO TENGAS MIEDO


El pasado 29 de abril se estrenó la nueva película de Montxo Armendáriz, No Tengas Miedo, un documento excelente que habla de los efectos del abuso sexual en la infancia:

Aquí una reseña.

En la película se reflejan claramente algunos de los síntomas que sufren los supervivientes de este drama que afecta a un 20% de los niños y niñas: físicos, disociativos, emocionales, de relación con otras personas.

En algunas supervivientes la maternidad pone en relieve un pasado que han tratado de olvidar o que han escondido en un rincón de sus mentes para poder seguir adelante con sus vidas. Los síntomas de embarazo, los cambios en el cuerpo, la pérdida de control, los mismos controles del embarazo, el parto, la lactancia, pueden ser disparadores de imágenes, gestos, olores, sensaciones, emociones que ocurrieron durante el abuso y crear una gran ansiedad, desasosiego, miedo, que algunas veces no se sabe de donde viene ni mucho menos disminuir la perturbación que provocan.

El desconocimiento por parte de la población general, de los mismos profesionales que acompañamos a las mujeres en su maternidad, sobre el abuso sexual en la infancia hace difícil que comprendamos sus reacciones, las ayudemos y facilitemos una vivencia satisfactoria del embarazo, parto y crianza.

Si bien es verdad que muchas supervivientes no notarán apenas efectos, otras muchas sí, siendo muchas de las intervenciones retraumatizantes: tactos, partos instrumentalizados, dolor, falta de empatía y sostén emocional, etc.

Esperemos que esta película ayude a sensibilizarnos y a tener en cuenta que prácticamente 1 de cada 4 mujeres a las que atendemos pueden haber sufrido abusos sexuales (según datos de la Fundación Vicky Bernadet) y necesitarán una atención especializada y atenta. No hay un consenso sobre si preguntar o no sistemáticamente, por un lado porque si no hay recursos para ofrecerle (básicamente psicoterapia), podemos crear un problema sin ser atendido, porque existe una amnesia postraumática o porque la mujer no quiera hablar de ello o no pueda con los profesionales que le atienden. Por ello, la consigna es atender a todas las mujeres como si hubieran sufrido abusos: preguntando su consentimiento sobre cada intervención, empoderándolas, comprendiendo sus necesidades emocionales, reduciendo el estrés, que en realidad es lo que se debería hacer con cualquier mujer, tal y como se recoge en la Estrategia de Atención al Embarazo, y al Parto Normal, del Ministerio de Salud.

Desde aquí agradecemos a Montxo Armendáriz su sensibilidad y concienciación con este tema tan tabú.