El amor y otras cosas imposibles
El pasado mes de abril se estrenó la película Love and other impossible pursuits, aquí traducida como El amor y otras cosas imposibles, protagonizada por Natalie Portman.
La película gira en torno a la historia de una mujer que pierde a su bebé a los 3 días de nacer por muerte súbita, pero buscando reseñas por la red, no encontramos mención especial al tema principal de la película, la muerte perinatal y las consecuencias que conlleva no sólo para la madre, sinó para todos los miembros de la família. Y es que la muerte y la pérdida sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad.
En la película se reflejan claramente los sentimientos de la madre tras la pérdida de su bebé, que van desde la tristeza, la desesperanza y la irritabilidad, pasando por la ira y la culpa, los dos grandes demonios del duelo. También se refleja claramente el sentimiento de culpa y la creencia errónea de la madre de haber sido castigada. Asimismo, la película muestra la importancia de los rituales, la necesidad de despedirse del bebé y de tener recuerdos del bebé, si los padres lo desean.
Natalie Portman interpreta brillantemente a una madre que ha perdido a su bebé y siente un dolor desgarrador por esa pérdida tan temprana. Mientras intenta elaborar el duelo, se esfuerza en mejorar la relación con el hijo de su marido y sobrellevar las reacciones de la exmujer de su marido que, sientiéndose frustrada y enfadada tras el divorcio, la culpa de la nueva situación familiar y de ser una mala influencia para su hijo.
Las madres que pierden a su hijo antes, durante o después del parto sufren un drama por partida doble. Por un lado, el dolor de perder a un hijo. Por otro lado, porque se trata de duelos desautorizados que, a veces, no son públicamente reconocidos ni socialmente expresados y que provocan que, en numerosas ocasiones, los padres se encuentren sin apoyo social y profesional.
Como afirma la psicoterapeuta Alba Payàs, “la muerte de un recién nacido es una situación que se ha afrontado hasta ahora negándole importancia, con bastante indiferencia. Se ha minimizado el impacto que estas muertes tienen sobre los padres porque se piensa que al no haber conocido al hijo es como si no tuvieran derecho a realizar un duelo por el bebé muerto”.
Meritxell Sánchez
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