21 noviembre, 2011

Cuando el útero pertenece al Estado





La noticia recogida por un telediario español de un recién nacido encontrado en una bolsa de plástico en un hospital de China (http://www.lasextanoticias.com/videos/ver/un_hospital_chino_tira_a_la_basura_un_bebe/511793) logró despertar en mi la motivación de plasmar por escrito mi modesto testimonio como psicóloga psicoterapeuta y de denuncia como mujer cuyos encuentros dentro del ámbito profesional no dejan de ser ventanas sobre el mundo, a menudo abiertas sobre las atrocidades (sobre)vividas por las mujeres que lo habitan.

Xiao Fen es una mujer de 32 años, minuta, elegante, de pelo oscuro y largo, el rostro sin edad ni expresión y la mirada caracterizada por la fina neutralidad vigilante de las que solo son dueñas las mujeres de Asia Oriental. Entra a su primera consulta de psicología perinatal derivada por su ginecólogo y acompañada por su marido Howard, un esbelto y cordial pelirrojo con un marcado acento norteamericano. La comunicación se desarrolla en inglés, al ser éste el idioma común de la pareja de nacionalidad estadounidense.
Xiao Fen está embarazada de 8 semanas y presenta síntomas de ansiedad que dificultan su descanso durante las noches y ralentizan su actividad diurna; presenta hipertensión, dificultad en la respiración, pesadillas nocturnas acompañadas por despertares frecuentes, sudoración y taquicardia. La pareja se muestra compenetrada, contenta y expectante frente al proyecto familiar. Su permanencia en España es circunstancial y por motivos profesionales, así que su primera hija llegará al mundo en una pequeña isla del Mediterráneo.

La demanda de Xiao Fen es explícita: reducción de la ansiedad durante la gestación y preparación psicológica al parto, posiblemente por cirugía abdominal programada (cesárea) y con empleo de anestesia total.

Acogiendo su petición diseñamos conjuntamente un plan de intervención con objetivos claros y alcanzables a lo largo de 10 sesiones (a las cuales se vio posteriormente la necesidad de añadir dos sesiones suplementares). Mi intuición me sugiere la prioridad de realizar un trabajo individual con Xiao Feng durante las primeras 6-7 sesiones y bajo estas condiciones enmarcamos el trabajo y el contrato terapéutico.

Siempre ha constituido un reto para mi el poder establecer un buen vínculo terapéutico con clientes procedentes de Asia, muy especialmente por el diferente empleo de los canales de comunicación verbal y no verbal, las distintas normas de transmisión de la emoción (quien muestra a quien emociones, en qué situación y en qué medida), los malentendidos que puede generar una sonrisa o una muestra de empatía ignorando las zonas de interacción propias de las normas culturales del interlocutor, su idiosincrasia con respeto a las expectativas frente a la consulta psicológica etc. En este caso, el hecho que Xiao Feng hubiera vivido durante los últimos diez años de su vida en EEUU, nacionalizándose como ciudadana norteamericana y adoptando un estilo de vida aparentemente occidental, su nivel educativo y su premisas resilientes me facilitaron decididamente la tarea. Sin embargo quiero destacar un punto de inflexión en el primer tramo de la relación terapéutica: los largos silencios expectantes de Xiao Feng. 

Sin información se reduce considerablemente mi abanico de herramientas terapéuticas (y reconozco que mi paciencia se ve máximamente exigida). Xiao Feng no contaba nada de si, de su vida, salvo los acontecimientos que fueron marcando los cambios de etapas vitales más evidentes, como la migración desde un medio urbano de China a una gran metrópolis de EEUU con 23 años. Allí recibió ayuda por parte de familiares y terminó su carrera como abogado para luego comenzar a desempeñar su profesión, antes de conocer a su actual marido, con quien se casó a los 27 años. Ambos muy dedicados y entregados a su carrera profesional, no tenían prisas para formar una familia. El día en el que Xiao Feng anunció estar embarazada sentía cierta preocupación: recién llegados a Europa, donde Xiao Feng se proponía permitirse un año sabático. En realidad parecerían las mejores condiciones para crear una familia, pero Xiao Feng –aún asintiendo- parecía tener profundas dudas y mucho miedo…¿al cambio? ¿a la maternidad? ¿al parto? ¿Qué había pasado en su vida que pudiera influir de manera tan violenta sobre su salud gestacional? ¿A que se debía el conjunto de síntomas tan invasivos? ¿Cómo, cuando y porque llegó Xiao Feng a desear “desconectarse” del momento del nacimiento de su futuro bebé? 

Una mujer procedente de Asia Oriental que se considere honrada, sincera y seria no suele compartir su vida interior, ni siquiera hablar “demasiado” de acontecimientos importantes de su vida, que pueden haber determinado su actitud frente a la vida… “alguien honrado no tiene nada por contar; solo los mentirosos y estafadores hablan demás”. Este mensaje demostró ser parte de una herencia cultural y de un conjunto de valores muy arraigados en la filosofía de vida de su tierra natal. Llegar a deshacer y reconstruir cuidadosamente un mandato tan fijado ha sido una labor de artesanía fina, realizada entre las dos, recurriendo principalmente a los recursos internos de Xiao Feng, a su capacidad de resiliencia y distinguida inteligencia.

Xiao Feng fue secuestrada un día por la “policía del útero” china, a sus 21 años, embarazada de 24 semanas de su primer bebé, cuando estaba paseando por un centro comercial de la mano de su sobrino de 4 años. Fue llevada a un hospital y obligada a abortar a su bebé previa inyección de una solución salina, en un parto provocado, violentado y del cual le quedarían secuelas físicas y psicológicas de por vida. No pudo ver a su bebé muerto, ni despedirse de él dignamente, ni enterrarlo, así como ocurre a las miles de mujeres que se ven obligadas a abortar a sus hij@s en la China de la política del hijo único desde los años ‘70. 

Xiao Feng intentó explicar que el niño que iba con ella no era su primer hijo, sino el de su hermana…sin embargo todo sucedió tan rápidamente que no hubo posibilidad de marcha atrás. Un año después Xiao Feng perdió a su joven marido en un accidente de tráfico antes de que ambos pudieran levantar cabeza tras el asesinato de su bebé. Xiao Feng decidió entonces dejar el país para unirse a su familia materna en EEUU, con la esperanza de “empezar una nueva vida”. 

Pronto se dio cuenta que del trauma no se puede escapar. 

Sin embargo es posible transformarlo gracias a la capacidad de resiliencia que reside en el interior de cada ser humano y a través de un proceso terapéutico que puede conducirnos a un empoderamiento postraumático. El camino no siempre es fácil, ni indoloro, ni exitoso si recorrido en soledad y sin acompañamiento profesional especializado…

La realidad que conoció Xiao Fen es la misma que amenaza cada año a miles de bebés y mujeres en China a raíz de las políticas de la Comisión para la Planificación Familiar y la Población del Estado, cuya viceministra se enorgullece de haber reducido su tasa de natalidad previniendo el nacimiento de 400 millones de personas en los últimos 30 años en nombre del progreso económico del país. El precio de este progreso está grabado en los úteros de las mujeres chinas, y se traduce en la violación deliberada y sistemática de los derechos humanos por parte del Estado. La Ley del hijo único ha provocado, además, un grave desequilibrio de género en China, ya que –especialmente en zonas rurales- las familias prefieren dejar vivir a los hijos varones y, por consecuencia, los abortos, los abandonos o los asesinatos de las niñas se incrementaron a tal punto de ver necesaria la “importación” de “esclavas sexuales” desde países vecinos.

La Asociación Women’s Rights Without Frontiers ha denunciado recientemente 13 nuevos casos de violación a la dignidad de las mujeres (abortos forzados hasta los ocho meses de embarazo, esterilizaciones e histerectomías forzadas, agresiones y torturas a mujeres, sus parejas, familiares y activistas), realizando una importante labor de denuncia de una violencia de género y obstétrica institucionalizadas (para más información: http://www.womensrightswithoutfrontiers.org/).

Xiao Fen dio a luz en una noche de principio de verano a su hija June (de Jun, “la verdad” en chino) por parto fisiológico, cuidadosamente y amorosamente acompañada por Howard y los profesionales que ellos eligieron para darle una digna bienvenida a la pequeña June.

Gabriella Bianco
Psicóloga (B-1227).

Todos los datos personales de las personas citadas en la descripción del caso clínico han sido modificados por respeto a su privacidad y cuidado de su intimidad.

5 comentarios:

  1. Que impresión lo que le hicieron a esa mujer...no lo puedo creer, me quedo sin palabras ante semejante atrocidad! meterse con la vida de las personas y con su intimidad, con su bien más preciado que son los hijos...que horror!!

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  2. Demasiado fuerte esta experiencia. Y más aún que siga ocurriendo este tipo de cosas y que el estado en lugar de ser garante de la dignidad humana de sus ciudadanos sea el violador autorizado de sus derechos.

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  3. Gabriella, impresionante. No tengo palabras. Muchas gracias por hacernos llegar este impresionante testimonio.

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  4. A veces las verdades guardadas en los silenciosos secretos de las mujeres (nosotras!) son impronunciables...hasta que encontremos una escucha dispuesta y un apoyo de confianza. Solamente entonces podremos empezar a liberarnos de los lastres que nos apagan y volver a sonreír a la vida, viendo todo lo que somos capaces de "aguantar" y superar para seguir viviendo...vivas.

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  5. Hace muy poco he escuchado en un documental "el silencio es la tumba" y gracias a su trabajo consiguió salir de ese silencio y de esa tumba. Enhorabuena!!! Por lograr salir y por esa nena...

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